Catástrofes

Luis F. Avilés

La palabra catástrofe, del griego katastrophe, se compone de la raíz griega de kata (hacia abajo) y strophe (voltear); “voltear hacia abajo”; en la época clásica, en la Poética de Aristóteles, significaba el cambio de fortuna en el destino del héroe dramático.

Hoy en día la catástrofe es un evento inesperado que rompe con el orden de las cosas, desarticulando los mecanismos que posee una cultura para comprender y dar cuenta de estos eventos. Por consiguiente, se relaciona con el accidente. Es lo que nos pasa a nosotros, la entrada en la sorpresa y la pasividad. Blanchot comenta: “Somos pasivos con respecto al desastre” (en “La escritura del desastre”). La catástrofe es lo que pone en cuestionamiento la inteligibilidad misma de la catástrofe. Ataca directamente todo el sistema de símbolos compartidos por una comunidad. Encontrar las causas, la secuencia de eventos, incluso poseer un conocimiento amplio de lo que ha sucedido no ofrece consuelo a la experiencia. Lo increíble y lo extraordinario persiste en su resistencia a ser procesado y naturalizado. Es una irrupción, disrupción e interrupción.