Radiografía de la danza en Puerto Rico a mediados del siglo XX: El lente de Arturo Melero

Sonia Daubón

Portada. Producción de Milton Lehr con Cuqui Rohena, Gladys Correa y otros

Arturo Melero Morant (1917-2000), natural de Santurce, comenzó a experimentar con el medio fotográfico cerca del 1948. Melero se inició como fotógrafo de bodas, para luego dedicarse a la fotografía del mundo de la moda y de las artes escénicas, entre ellas la danza. En el 1992, donó su colección completa de alrededor de 30,000 negativos al Archivo de Danza, ubicado en la Colección de las Artes y Música del Sistema de Bibliotecas de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Con motivo de esa donación, en carta dirigida al rector, Dr. Juan R. Fernández, Melero le indicaba que su colección “compila el desarrollo de la danza y del baile en Puerto Rico por más de medio siglo”. Y sin duda alguna, así es. 

En la gestión de conservar, procesar y hacer disponible las imágenes de esta valiosa colección, junto al fotógrafo, artista y profesor Carlos Ruiz-Valarino, y gracias a un donativo de Humanidades Puerto Rico, hemos podido constatar de primera mano lo que Melero anunció en su misiva al rector Fernández. Por espacio de cuatro décadas, Melero documentó con su labor fotográfica producciones de ballet, bailes españoles, pantomima y espectáculos de variedades de las principales compañías locales y visitantes, así como las clases de baile y los recitales de estudiantes de las academias existentes. De esta manera, se convirtió en cronista gráfico del desarrollo de la danza teatral y de entretenimiento que se llevó a cabo en Puerto Rico a partir del 1956 y hasta 1997. 

En este texto no pretendo evaluar los aspectos técnicos de la colección. Como archivista y estudiosa de la danza, lo que me interesa es compartir aquí algunas de las narrativas que surgen de sus contenidos. 

Coincide el inicio de la carrera de Melero como fotógrafo en la década del 1950 con la llegada a Puerto Rico de los bailarines Ana García, procedente de Nueva York, Gilda Navarra, de España, y José Parés, de Cuba. 

Ana García

 Gilda Navarra

José Parés

Como otros artistas de su generación, García, Navarra y Parés regresan a Puerto Rico atraídos por los aires de reformas modernizadoras y por las iniciativas artísticas asociadas a las políticas públicas desarrollistas de Luis Muñoz Marín. Navarra y García abrieron escuelas de ballet y bailes españoles conjuntamente y fundaron Ballets de San Juan (BSJ) en el 1954. Parés, por su parte, se unió a la academia de danza School of Dance Arts y desarrolló el Teatro de Danza José Parés en el 1957. 

Ballets de San Juan. Gilda Navarra, Juan Andize y Ana García

Teatro de Danza. Laura Toffel y Eduardo Recalt

Melero nos provee retratos de todos los miembros de estas compañías. Se debe mencionar que, distinto a Ballets de San Juan, la trayectoria del director y coreógrafo José Parés en Puerto Rico, durante los años 1957-1959, careció de registros documentales. Por ello, una de las mayores contribuciones de Melero ha sido el haber capturado las únicas imágenes disponibles de su Teatro de Danza. Esas imágenes nos permiten apreciar aspectos de sus clases de ballet, de escenas tras bastidores, ensayos, presentaciones y momentos de confraternización entre los miembros de la compañía.

Clase de José Parés

Ensayo del Lago de los Cisnes. Diego Arroyo, Carlota Pereyra y Joaquín Banegas

En sus imágenes se registra también la visita a Puerto Rico de las principales bailarinas cubanas Carlota Pereyra y Carmín Prieto para apoyar como solistas la puesta en escena de clásicos como El Cascanueces y El Lago de los Cisnes.

La bailarina cubana Carlota Pereyra tras bastidores,
preparándose para El Lago de los cisnes

En las imágenes de Melero aparecen a su vez las jóvenes estudiantes de ballet, Carlota y María Carrera junto a Sylvia Marichal, que, entre otras, se destacaron más adelante como principales bailarinas en Cuba y Puerto Rico y como maestras de generaciones de bailarines e instructores, incluyendo a los del día de hoy.

Melero no se limitó a sesiones fotográficas en su estudio. Llegó a trasladarse hasta el Bosque del Yunque para las fotografías de promoción del ballet Narciso y Eco, con coreografía de Parés y música de Héctor Campos Parsi, que se estrenó en 1958. Las imágenes revelan a los bailarines en poses angulares, distantes del vocabulario clásico del ballet, y más parecidas a las utilizadas por Vaslav Nijinsky en una de las primeras coreografías modernas de principios de siglo XX, El atardecer de un fauno.

En el área este de Puerto Rico, Melero continuó su trabajo en el hotel El Conquistador, fotografiando los talleres de ballet de Irene McLean y de vuelta a San Juan produjo las imágenes de Roberto Iglesias, artista visitante, impartiendo un taller de bailes españoles para la Asociación de Maestros de Baile de Puerto Rico.  

Jóvenes estudiantes de Teatro de Danza.
María y Carlota Carrera, Sylvia Marichal y otras

Jóvenes estudiantes de Teatro de Danza.
María y Carlota Carrera, Sylvia Marichal y otras

Melero fotografió instructores de danza concierto, así como de los ritmos populares de la época. Si bien durante la década del 1950 proliferaron las academias de ballet y de bailes españoles, en este periodo también se establecieron en Puerto Rico las academias de bailes sociales, Arthur Murray y Pan American School of Dancing. Ambos géneros, danza concierto y danza popular, entraron a los hogares puertorriqueños a través de la programación del recién estrenado medio televisivo. Melero se trasladó a los estudios de WAPA TV y WKAQ TV, donde, a manera de reportero visual, produjo las imágenes de segmentos en los cuales participaron Teatro de Danza, Ballets de San Juan y los instructores de rumba y cha-cha-cha de la Pan American School of Dancing. 

Laura Toffel y Joaquín Banegas de
Teatro de Danza en WAPA TV

Ballets de San Juan en el show Fordorama de WKAQ

Instructores de la Panamerican School of Dancing

Hacia finales de la década del 1950 se dieron intercambios importantes entre Cuba y Puerto Rico, productos de la Revolución Cubana. En 1959, Alicia Alonso invitó a José Parés y a los principales bailarines de Teatro de Danza a audicionar y formar parte de lo que hoy conocemos como el Ballet Nacional de Cuba. En la dirección contraria, de Cuba se desplazaron a Puerto Rico empresarios, agentes y artistas del entretenimiento para trabajar en los escenarios de la creciente industria hotelera puertorriqueña. El proyecto económico del Puerto Rico moderno en la década de los 1960 aspiró a convertir a Puerto Rico en meca turística y centro de convenciones. La oferta de entretenimiento de los hoteles para el público local y turista incluía danza escenario, orquestas de baile y espectáculos con la participación de figuras estelares de los Estados Unidos o de renombre internacional. Así fue como llegaron a Puerto Rico el productor norteamericano Milton Lehr, las bailarinas Leonor Costanzo, Carmen Álvarez y Juan Luis Barry, quienes habían trabajado en Cuba y en otras plazas del circuito de entretenimiento de Centro y Suramérica. 

Revista en El Flamboyán Night Club

Grupo de baile de Leonor Costanzo

Debido a su trabajo como fotógrafo de bodas en los salones de los hoteles prominentes de San Juan, Melero se enteraba del calendario de espectáculos y de esta manera nos reveló con sus imágenes en blanco y negro a los bailarines que contribuyeron al apogeo de la industria del entretenimiento en Puerto Rico. Sin las imágenes de Melero, no hubiera sido posible conocer la comunidad de baile local que luchó por hacerse un espacio en los escenarios de los hoteles de la zona metro y en una red de clubes nocturnos existente. Melero fotografió en los años de 1960 al grupo de baile del coreógrafo puertorriqueño Laucel De Arce, al bailarín Cuqui Roena, hermano del salsero Roberto Roena, a Emily Bandas y a las bailarinas y coreógrafas Bruni Roque, Sarita Ayala, Ita Medina, Nellie Colón y Gladys Correa, entre otras—todos ellos artistas puertorriqueños que lucharon y exigieron con reclamos y huelgas que el 50 % de la plantilla de los espectáculos hoteleros estuviese compuesto por artistas y bailarines del país.

Ballet de Laucel de Arce en el Club La Red

Cuqui Roena

Los Tropicales con Gladys Correa

Sus imágenes nos permiten apreciar estilos, vestuarios, temáticas y la creatividad de estos espectáculos. Esta serie de imágenes permite también distinguir a las bailarinas que se transitaban entre diversos géneros de danza. Bruni Roque, por ejemplo, fue estudiante de ballet becada por Lincoln Kirstein a través del New York City Ballet y fue también Rockette en el Radio City Music Hall, solista de ballet en Teatro de Danza José Parés y coreógrafa de las revistas del Club Tropicoro en el Hotel San Juan. De igual manera, Emily Bandas fue bailarina de ballet, bailes españoles y corista solicitada de las revistas de variedades. 

Puerto Rico fue asimismo plaza atractiva para los intérpretes de la danza española en los años de 1960. Estos se dejaron fotografiar por Melero para promocionar sus presentaciones en el circuito hotelero. Tal es el caso de Roberto Iglesias con Rosario Galán y su Ballet Español, Rafael de Córdoba y Antonio Santaella. Melero tomó las fotografías del Ballet Español de Roberto Iglesias en exteriores y con las edificaciones históricas del Viejo San Juan como telón de fondo.

Roberto Iglesias

Rosario Galán

La acogida para espectáculos de bailes españoles fue tal que les permitió a estos artistas visitantes radicarse en Puerto Rico permanentemente. Muchos de ellos, por ejemplo, Rosario Galán y Antonio Santaella, integraron el talento local a sus compañías de baile. 

Antonio Santaella con Chiqui Suárez, Angela Camborio y Pricilla Cordero

La fotografía de Melero durante las décadas de 1970 y 1980 se circunscribió al documentar el trabajo innovador de Gilda Navarra y su compañía, Taller de Histriones. Navarra introdujo un nuevo vocabulario de movimiento, una nueva expresión en la que se combinaban elementos de la pantomima, la danza y el teatro. Hoy, gracias al trabajo de Melero, las más de 500 imágenes sobre el repertorio de mimodramas del Taller de Histriones representan una fuente de información primordial del legado artístico de Navarra. Cabe destacar que Navarra fue miembro del Comité Asesor que creó el Archivo de Danza en 1991 y contribuyó a la adquisición de la colección Melero como parte del plan de desarrollo del Archivo.​​ 

Oscar Mestey en Un guiñol de Taller de Histriones

Elenco de Ocho mujeres de Taller de Histriones

Cierro este recorrido con la década de los 1990. Ballets de San Juan cumplió 40 años de labor dancística en 1994 y podríamos decir que fue también el cuarenta aniversario de Melero como fotógrafo artístico. Estuvieron presentes en sus fotografías las personalidades de la danza que había fotografiado en sus comienzos. Celebró con Ana García su 40 aniversario al frente de Ballets de San Juan; con Gilda Navarra, la Exhibición Homenaje en la Universidad del Turabo y su nuevo proyecto Taller Síntesis con la obra Tríptico Deikela; y con Rosario Galán, su continua presencia en la danza española de Puerto Rico. No dejó de documentar con su cámara nuevas iniciativas, en este caso el Ballet Municipal de San Juan, proyecto de la ciudad capital fundado en 1996.

Ballets de San Juan en su 40 Aniversario

Por último, les invito a observar los accesorios que Melero utilizó para ambientar su trabajo en sus sesiones fotográficas: una escalera para posar, la mantilla para realzar el rostro en los retratos femeninos, ​su acercamiento al cuerpo como medio, como instrumento de expresión de los bailarines, y las diferentes piezas de vestuario acorde al género de danza practicada por el sujeto fotografiado.

Mary Ann Colloton

Retrato de Nydia Valés de Ballets de San Juan con mantilla

Ángel Colón

En otras ocasiones, no hubo demarcación entre la fotografía de moda y la de la danza, ya que las sesiones fotográficas de algunas bailarinas incluyeron el modelaje de vestimentas femeninas. Forman parte de la colección las fotos que los bailarines devolvieron autografiadas a Melero con dedicatorias cariñosas y que él se encargó de conservar. Como también conservó imágenes de sí mismo posando junto a los bailarines.

El trabajo de organizar, describir y hacer accesible la Colección de Arturo Melero es todo un rescate de la memoria de la danza en Puerto Rico, posibilitado por su sabia decisión de donar, de hacer pública, su colección. Esta le da visibilidad a una clase artística que, por el carácter efímero de su arte, dificulta la conservación de su memoria. Melero con su labor fotográfica y su estética rindió homenaje al trabajo de la comunidad de la danza por espacio de 40 años. Con el proyecto del Sistema de Bibliotecas de la Universidad de Puerto Rico: Radiografía de la danza del Puerto Rico de mediados de siglo XX: a través del lente fotográfico de Arturo Melero, y subvencionado por Humanidades Puerto Rico, el fotógrafo Ruiz Valarino y esta danza- archivista rendimos homenaje a la danza y al artista fotógrafo Arturo Melero. Las imágenes digitalizadas de parte de sus negativos están disponibles en la plataforma de la Biblioteca Digital Puertorriqueña para el estudio y acceso de todos.

Aunque logramos la meta propuesta de dar acceso a parte de la colección de danza, aún queda por procesar, conservar y hacer disponible la serie de moda, el resto de las artes escénicas y, ¿por qué no?, la de boda. Adelante, por favor.

 

*Sonia Daubón es archivista, bibliotecaria y estudiosa de la danza. Dictó cursos de Historia de la Danza en el programa de Danza de la Universidad Sagrado Corazón.

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