De la vivencia personal al activismo político: trayectoria hacia la afrosororidad

Bárbara Abadía-Rexach

Mural de Colectivo Moriviví

 En NEGRAS, procuramos educar, de forma crítica, informada e inter/transdiciplinaria sobre la negritud y la racialización a nivel nacional e internacional.

De niña a mujer: vivir la cuestión racial en Puerto Rico

Yo nací visiblemente negra, como la amiga santera de mi madre Olga me soñó. A Zoraida le debo que me hayan bautizado con el nombre de Bárbara. Ella me obsequió el conjunto tejido color rojo con el que salí de la clínica. Años más tarde, aprendí que Santa Bárbara sincretiza con Changó. Al momento de mi nacimiento en 1980, ya mis padres se habían mudado del barrio Vega Baja -en el que fueron vecinos desde la infancia- a la urbanización Monte Brisas del pueblo de Fajardo.

Mami nunca dejó el barrio, y nos heredó, a mis dos hermanos y a mí, el amor por ese espacio humilde, de cuatro callecitas estrechas. Allí, caminábamos desde la casa de abuela Prin hasta la casa de abuela Mode, de tío Gilberto o de las tías-abuelas Teté, Julia y Yeya. También, jugábamos en la antigua vía del tren, pedaleábamos en big wheel y corríamos bicicleta. En ese barrio, conocimos a todos los vecinos, les hacíamos mandados en el colmado Sol de Oriente o en la farmacia Santa Isidra y fuimos fieles clientes de doña Juanita, la que vendía dulces en una guagua van, y de doña Rosita, que vendía limbers. Fue en el barrio Vega Baja, en la casa de mis abuelos maternos, donde escuché innumerables anécdotas del racismo antinegro que sobrevivió mi familia. Fue en ese entorno en el que inconscientemente, espiando conversaciones de adultos, empecé a desarrollar mi conciencia racial. 

A Monte Brisas, prácticamente, solo íbamos a dormir. Cuando pasó el huracán Hugo, la casa se inundó. Una vez, se metieron a robar. No pasó una semana cuando todas las ventanas y puertas tenían rejas de hierro que suponían garantizar nuestra seguridad. Viviendo allí, fui testigo de cuando un vecino echó a pelear a su perro pitbull con nuestro manso German shepherd. Rocky no sobrevivió aquel acto salvaje y violento. En esta urbanización, aprendí que no debía estar en casa ajena, y que si un vecino hombre me llamaba no debía acercarme. Tenía que avisarle a mami inmediatamente. Si mis vecinas querían jugar conmigo, debían ir a mi casa a la vista de mami.  Fue en la urbanización Monte Brisas donde experimenté el empobrecimiento al ver las vicisitudes que enfrentó mi padre para mantener el hogar. Allí, fui víctima de hostigamiento racial por parte de una vecina que me gritaba “Doña Florinda”, aludiendo a un personaje de El Chavo del 8, cuando me veía con rolos en la cabeza. Desde los seis años, me alisaron el cabello y pasé por esos rituales sabatinos de los rolos y la secadora, antes de conocer del blower y la plancha. 

En un esquema culturalmente sexista, mami ejerció su rol de ama de casa abnegada y papi fungió de macho proveedor. Indudablemente, mami era la que conocía nuestros gustos y se las ingeniaba para complacernos. Uno de los regalos del Día de los Reyes que más atesoré y disfruté en mi niñez fue un micrófono con amplificador. A pesar de mi timidez, me paraba en el balcón con el micrófono en la mano y me transportaba a un mundo en el que yo juraba que nadie me escuchaba. Allí ofrecí mis primeros discursos.

Desde séptimo hasta duodécimo grado, fui maestra de ceremonias en las actividades escolares y miembra de clubes y directivas. Participé en certámenes de deletreo, poesía y obras de teatro. Debo destacar que, en noveno grado, escribí un ensayo sobre el racismo antinegro en Puerto Rico y obtuve el 2do lugar en un certamen de oratoria. 

Cuando llegué a la Universidad de Puerto Rico en 1997, tenía 16 años. En la mayoría de las clases, era la única persona evidentemente negra. No fue hasta que empecé a trabajar en la tesis de maestría sobre negritud en la música popular puertorriqueña, más o menos para el año 2003, que me expuse a textos que teorizaban sobre la formación de identidades y la racialización. Ya a nivel doctoral, en The University of Texas at Austin, estaba inmersa en los estudios de la diáspora africana. En Estados Unidos, de trigueñita, me convirtieron en AfroLatina; yo me autoidentificaba como afropuertorriqueña. 

Así que desde muy temprano en mi vida, sin saberlo, abracé la lucha antirracista. Ya de adulta, habiendo sido víctima de discriminación y prejuicio raciales, reconozco mi conciencia racial y me asumo como lideresa antirracista. Llegar hasta aquí ha requerido procesos constantes de aprendizaje y desaprendizaje. Desde 2012, venía siguiendo el trabajo antirracista de Colectivo Ilé. En 2018, me invitaron a ser parte de su Comunidad Asesora. Al día de hoy, no he dejado de estar acompañada y de acompañar a un grupo de mujeres negras y afrodescendientes que tejen(mos) redes de Afrosororidad. En Ilé, la niña que jugaba con un micrófono se transformó en la productora y moderadora de un programa de radio al que nombró NEGRAS. 

Miembras de Colectivo Ilé y colaboradoras de NEGRAS. De derecha a izquierda: Kimberly Figueroa Calderón, Yvonne Denis Rosario, Bárbara Abadía Rexach, María Reinat Pumarejo y Gloriann Antonetty Lebrón
Colectivo Ilé

 

Cuando las telarañas se juntan, pueden atar a un león. 

Proverbio etíope

María Reinat-Pumarejo y Raúl Quiñones-Rosado fundaron el Institute for Latino Empowerment (ILE) como un programa de Casa Latina, Inc., organización en la que colaboraban como director ejecutivo y coordinadora de programas culturales respectivamente en 1992, en Massachusetts, Estados Unidos. En 1997, decidieron regresar a Puerto Rico y junto a Esterla Barreto-Cortez continuaron conversando sobre el racismo anti-negritud en el archipiélago. A este trabajo, se unió Anna Mangual Courtier, que había formado parte de la Junta Directiva de Casa Latina. Ese espacio fue bautizado como Taller Coaí. Posteriormente, esa iniciativa se transformó en Colectivo Ilé, que en Yoruba, significa casa. 

Colectivo Ilé es una organización que busca fortalecer el trabajo antirracista y descolonizador. Su misión se divide entre la educación, la organización y la investigación, para construir una identidad racial saludable a través de la autoimagen, el autoconcepto y la autovaloración de los y las puertorriqueñas. Los procesos de Ilé, sin duda, generan cambios en el ámbito comunitario, académico, espiritual, psicológico-social, cultural, económico y político dentro y fuera de Puerto Rico. Es a través de las alianzas con organizaciones comunitarias que se afirman las raíces africanas, se ataja y erradica el racismo institucional, cultural e individual. 

Imagen conmemorando 30 años de Colectivo Ilé

Desde su proceso emblemático “África en mi piel, África en mi ser” y los talleres “Imágenes ancestrales”, “Rompiendo esquemas raciales” y “Arrancando mitos de raíz”, Ilé ha ampliado el diálogo comunitario a través de los “Junte de saber antirracista”, los “Calderos de ideas” y los “Diálogos Adolfina Villanueva sobre el derecho a la vivienda y la pertenencia digna”. También, los esfuerzos del Colectivo se han visibilizado a través de campañas mediáticas de educación sobre cómo completar la pregunta de raza en los censos 2010 y 2020. Por ejemplo, en el marco del Decenio Internacional para los Afrodescendientes 2015-2024, Ilé instó a la población a utilizar el censo como una herramienta política para visibilizar la afrodescendencia y le instruyó a que escribieran Afrodescendiente debajo de las categorías raciales seleccionadas.

     Censo 

      White/Caucasian

       Black or African American

      2000

       80%

  8%

      2010

       76%

  12%

      2020

      17%

   7%

En 2021, Ilé sumó a sus proyectos “AfroJuventudes”, un espacio de formación política antirracista para jóvenes, y los “Talleres contra la violencia sexual: raza y género”. En este último esfuerzo, con el auspicio de VidaAfrolatina y el Collective Future Fund, se ofrecieron talleres contra la violencia sexual que atendieron la intersección de raza y se enfocaron en mujeres negras, mujeres sordas, mujeres trans y trans femme, mujeres con VIH+ y mujeres con diversidad motora. 

Hoy día, Ilé facilita talleres a organizaciones públicas y privadas, trabaja en procesos de entrecuido y afrosanación para sus miembras y visibiliza los afrosaberes de las mujeres negras y afrodescendientes a través del programa radial NEGRAS. Ilé no cesa en su misión de tejer redes nacionales e internacionales de afrosororidad. A través de afrosororidades solidarias, Ilé continúa labrando su camino en la matria puertorriqueña.

NEGRAS
Foto promocional del programa “Negras”

Oye. Óyelas.
Negras por Radio Universidad.

La clase de historia que no nos contaron
ahora se puede escuchar.
Negras, negres, negros, antirracismo
afrodescendencia, negritud
discrimen, prejuicio, xenofobia
Negras me enseña a nombrar.
Colorismo, privilegio blanco
afroboricua, identidad
racialización, afrosaberes
Negras me enseña a nombrar.
Oye. Óyelas
Negras por Radio Universidad
La clase de historia que no nos contaron
ahora se puede escuchar.

Todo lo que soy
todo lo que hago
Es hora de cuestionar.
Me callo la boca y escucho.
Negras me enseña a nombrar.

(Letra de “Negras”: Margarita Morales Marrero)

En abril de 2019, Cadena Radio Universidad de Puerto Rico publicó una convocatoria para solicitar propuestas de programas nuevos. Ese anuncio coincidió con una reunión de la Comunidad Asesora del Colectivo Ilé para desarrollar las estrategias de comunicación de la organización. Me atreví a sugerirles a mis compañeras que pensáramos en la posibilidad de tener un programa de radio. Me voluntaricé para escribir la propuesta y compartirla con la Comunidad Asesora para recibir su insumo antes de enviarla a la estación. 

Cuando me senté a escribir la propuesta, NEGRAS fue lo primero que me llegó a la mente. No sabía si a las compañeras les gustaría ese nombre. Dudaba si el país estaba preparado para apalabrar NEGRAS al referirse al programa de radio. De lo que tenía certeza era de que ese nombre me llegó gracias al trabajo antirracista de mis ancestras y de otras lideresas y académicas negras que me anteceden. 

Desde el 5 de julio de 2019, NEGRAS se transmite semanalmente, a las 3 de la tarde, por Cadena Radio Universidad de Puerto Rico. A pesar de que vivimos en un país racializado, en el que la raza vectoriza a la sociedad y sus interacciones sociales, no se discuten los temas que afectan al país desde la interseccionalidad de la raza ni del colorismo. En NEGRAS, procuramos educar, de forma crítica, informada e inter/transdiciplinaria sobre la negritud y la racialización a nivel nacional e internacional. Es un espacio para informar sobre temas de actualidad y saberes que, de ordinario, no se discuten en los medios de comunicación del país. En NEGRAS, se exhiben proyectos de producción de conocimiento, en y fuera de la academia, de mujeres afrodescendientes; se visibilizan proyectos antirracistas y de justicia social y se divulga información sobre comunidades vulneradas en Puerto Rico.

El programa permite que estudiantes, particularmente negras y afrodescendientes, tengan acceso a información que les faculte para posicionarse exitosamente al adquirir conocimientos vitales para su presente futuro en un país racializado como no-blanco. Inclusive, sirve de base de datos para toda la radioaudiencia y para quienes interesan trabajar el tema de la negritud como intersección con otros tópicos desde todas las disciplinas del saber. Negras fomenta y afianza los lazos entre la universidad, la academia nacional e internacional, los estudiantes y la comunidad en general. NEGRAS es, sin duda, un buscapié que genera conversaciones más allá de la hora que dura cada edición del programa radial.

A pesar de los retos que supone producir un programa de radio en la estación pública de la institución universitaria más importante del país, pero, a la vez, más vulnerada y violentada, NEGRAS es reconocido por sus entrevistas y diálogos. También, se destaca que sus contenidos logran un balance entre la denuncia del racismo antinegro que se niega a nivel gubernamental y la celebración de las negritudes, las ancestras y las lideresas que han labrado y forjan, día a día, con sus contribuciones cotidianas, al desarrollo y mantenimiento del país, un país de todas, todos y todes. 

En NEGRAS, no dejo de ser la niña curiosa y observadora que jugaba a locutora, pero ahora uso el micrófono consciente de que mi voz está siendo escuchada. En NEGRAS mi voz, las voces de mis compañeras de Colectivo Ilé, de las invitadas y de todas las mujeres negras y afrodescendientes se hacen eco, se acompañan, y se van sanando las heridas mientras tejemos redes de afrosororidad.

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